jueves, 9 de mayo de 2013

“COMO PETER PAN”


  
Querido hijo, ayer me dijiste que no quieres hacerte mayor, que te gusta ser pequeño y llevo toda la mañana pensando en tus encantadoras palabras.
Me alegra que te guste ser así, pequeño como eres, con tus seis años, hermoso, vivo, imparable, incansable…
Pero cada minuto que pasa, de ese tiempo al que tú intentas ahora medir por minutos y horas fijándote en todos los relojes, se va y no vuelve más.
El tiempo va pasando y se va, pero antes de irse nos va dejando centímetros de más, kilos, arrugas…
A ti te convertirá en un chico joven, ojalá que sano, fuerte, valiente como eres ahora. A mí, no sé muy bien que hará conmigo. Y  a  los abuelos, a quien tú tanto quieres, les irá poco a poco quitando días, horas, minutos…
Un día te mirarás en el espejo y Peter Pan, Robín Hood, Piecito, Hércules y tantos otros a los que admiras se habrán ido al País de Nunca Jamás.
Pero tú no, tú estarás ahí frente al espejo y te darás cuenta que ya no me llegas por encima de… sino que tu estás por encima de mí.
Y yo, pequeñita, bajita como soy, me sentiré orgullosa  al mirarte y verte así.

                                          Año 1998. 
                                          Tu madre. 
------------------------------------------------------------
Ahora que he derramado mares de lágrimas por los héroes más cercanos a mi infancia, que ya no te llego por encima de, sino eres tú, la que llega sobre mi hombro. Y hablando de medidas, no podría medir las "segunda estrella a la derecha" que te debo. Los paraísos que has creado para unos ojos que siguen iluminándose cada vez que te ven reír, las caricias que te mereces, y las horas y horas de esos relojes, que años después, sigues deteniendo a tu antojo. 

Ahora que faltan aquellos arquitectos de tu vida e ingenieros de mi infancia, ahora que he vestido de negro en cuerpo y de un gris tormenta en el alma.

 Sabes, no se describirte la última noche con ella, no se como sabia que se iba, que ya no estaba. Que su mano agarró la mía con una fuerza que ya no tenía, que su mirada se despidió de mi con un "hasta luego pequeño, nos vemos pronto". Que sintió que estuve allí toda la noche, a su lado, que un pedazo de mí sigue con ella. Que un gran trozo de ella, sigue con todos nosotros. Que como los poetas, creó arte después de su marcha. "y te irás de aquí, igual que has venido" (solo).
Y la sigo sintiendo.

Ahora que he sentido puñales en mi estómago, que sé lo que significa destrozar y que entiendo eso de que pesan los años. El peso de los recuerdos. A veces, me gustaría perder algunos de ellos, a modo de canica, y poder lanzarlos lejos para que no volvieran. pero que somos sino un cúmulo de sueños y pesadillas de la mano, una enormidad de quehaceres que no se si haremos, una pequeña probabilidad de no volver a abrir los ojos mañana, una sobredosis de sentimientos que por suerte, expresamos.

Ahora que he conseguido sueños con la testarudez que me define, que he volado con las alas que me has cosido, como antes, con la aguja y el dedal con el que jugaba. Después de un regalo ocho años menor que yo, pero que me va a acompañar en esta lucha durante toda la vida. Que he visto crecer y me enorgullece la persona en la que se está convirtiendo. De algún modo, entiendo como debes sentirte tú. No se como dar las gracias por ese tesoro, por asegurarte de que nunca estaré
 solo.

No hables de altura si sabes que no existe unidad métrica conocida para determinar la grandeza que tu cuerpo de poco más de metro cincuenta ha conseguido. Mira, te he visto luchar contra los monstruos que quisieron quitarte lo que te pertenecía, he sentido la fuerza de tu voluntad y el brillo de tu sudor, he visto como coloreabas las paletas ennegrecidas de personas que intentaron desteñir tu sonrisa. Has cumplido sueños y eres eterna por ellos y las páginas con tu nombre lo demuestran. Co-soñamos, y eso es algo, que no se cómo explicarte.

Cambiaría el País de Nunca Jamás si me perteneciera, por que tú no te marches Nunca Jamás.
No quiero ser ese niño perdido sin ti. Y después de quince años, creo que tu carta, esa que tantas veces ha inundado este mar de deudas, es una premonición de lo único que es seguro en esta vida.
Pero permíteme que mientras tanto, siga rezando por la Inmortalidad de las madres.
J.
                                                                                                        TE QUIERO.