lunes, 13 de enero de 2014

Intento de historia feliz. Nº 1.



Intentaré realizar la pirueta con la mayor elegancia posible. Haré un salto mortal con triple vuelta, de espaldas a la tristeza, no sé si me entendéis.


Podría empezar resaltando cada uno de esos diminutos detalles. Describir, por ejemplo, los dibujos que se reflejan junto a su boca cuando sonríe, el número de giros que debes realizar si paseas por su pelo, el volumen de lágrimas que retiene en un llanto o el gesto que pone frente a un espejo justo antes de dar un portazo y salir a devorar el mundo.


Quizá, en un arrebato de soledad, os contaría la historia del paisaje que existe entre sus hombros, la altura de las colinas de su pecho, o el diámetro de cintura que envuelve sus cuarenta y pocos kilos. No sabría explicaros la desembocadura de su ombligo en el triángulo de las bermudas de su cuerpo y de cómo le quedan esos pantalones vaqueros.


Si llegamos a éste punto, descenderíamos por el trampolín que se enreda como una telaraña hacia el reino del hielo con el que toca tierra. Quería decir: No creo que exista absolutamente nada mejor que el tacto de sus pies fríos en invierno.


Podría componer la partitura de su risa, medir la luminosidad que desprende cuando te mira o incluso calcular la frecuencia con la que toma y expulsa el aire.


Eso de lo fácil que resulta perderse en el laberinto de sus besos.


Pero yo,

solo sé escribir historias tristes.

martes, 7 de enero de 2014

Historia de un violinista desafinando en un tejado

Imagina un funambulista tropezando a un metro de acabar su recorrido.Una habitación cuyas paredes de cierran sobre sí mismas y alguien gritando en su interior.Una pelota rebotando en el aro con el tiempo cumplido y perdiendo de uno.

Imagina el instante previo a un orgasmo. El último segundo antes de salir despedido por la luna del coche. La milésima que separa una bala de tu cráneo.

Imagina la última bocanada de aire antes de ahogarte. El suspiro que precede a una despedida. Dos manos separándose y un cuerpo cayendo al vacío.

Imagina la fuerza de un abrazo definitivo. Los escombros de un reino reducido a cenizas. La espuma de una ola rompiendo en tu espalda. 

Imagina la concentración de energía previa a una explosión. La cantidad de ira creciente en una discusión. La tensión muscular acumulada antes de lanzar el primer golpe. 

Imagina la primera vez que cruzásteis las pupilas. El primer vuelo sin rumbo y con mas turbulencias que piruetas. El primer plato que rompiste. Las primeras lágrimas con tu nombre.

Imagina la historia de un violinista desafinando en un tejado. El truco fallido de un mago. Un penalti al larguero en el minuto 90. 

Haces sentir algo,
parecido a la poesía.