viernes, 7 de junio de 2013

Ella no estaba

"Ella sólo le tiene miedo al miedo, y hasta el miedo la amaría".
Carlos Salem.


Ella se deslizaba como patinando sobre hielo, por las aceras resbaladizas de una ciudad más triste desde que se marchó.


Él deshojaba los paquetes de tabaco buscando el “me quiere” en mono-dosis que a veces, lo dejaban dormir por las noches.


Ella se callaba cada una de las cicatrices que escondía bajo el pecho, la quemaron a fuego lento y las ostias destrozaron sus esquemas.


Él se refugiaba tras un muro dinámico, con destino opuesto a sus pesadillas.


Ella sonreía a medias, las que él, no le quitaba.


Él lloraba por las noches jugando al escondite con el insomnio. Contaba hasta cien y salía a buscarla con los ojos vendados,  olfateando la miseria.


Ella sonreía en salas repletas de personas vacías y bailaba entre abrazos de media noche que duraban cinco minutos.


Él dibujaba armas de fuego y las cargaba con palabras. Después se disparaba a quemarropa. 


Ella no era la musa del no te vayas nunca y Él no sabía correr si no era frente a su espalda.


Él pasaba como una tormenta sin opción a ca(l)ma, se automedicaba con la ansiedad, (no se puede luchar contra ella)  y desteñía los colores de su ropa.


Ella cambiaba de peinado pero no de perfume.


Él rastreaba cada una de las moléculas de su aroma.


Ella escondía el destino bajo su falda.


Él dejó de creer en las casualidades desde que escuchó el compás nervioso de su cucharilla contra la taza de café.


Ella dilataba sus pupilas.


Él multiplicaba la parte real de sus derrotas por la componente imaginaria de sus mentiras.


Ella irradiaba miradas y desprendía retinas ajenas.


Él caminaba más despacio y arrastraba los pies a solas por los lugares que los vieron crecer.


Ella no estaba.


Él borraba el arcoíris que Ella había dejado sobre su almohada. Curaba con alcohol barato las cicatrices que sus huellas habían provocado en cada una de las esquinas de su sistema nervioso.


Ella  no estaba.


Ella no estaba.


Y Él
ya no sonreía. 

1 comentario:

  1. Uf, sencillamente genial, se me pusieron los pelos de punta. Es muy duro darse cuanta de que alguien que es especial se ha ido y quizá para no volver jamás...

    Me ha encantado :)

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