martes, 16 de julio de 2019

36000 horas después

El pecho oprimido te inhabilita 
del color de una sonrisa 
y te destempla el alma. 

Escalas de grises sobre pentagramas de sueños
que se van emborronando,
desvaneciendo ante cada paso. 

Un pie delante del otro, 
a pesar de que tiemblan
cada una de tus extremidades. 

El sudor frío, 
la angustia desmedida,
el aliento entrecortado,
te acarician la espalda para despertarte. 

Hablabas de alas,
pero ellos,
exigen motores de propulsión.
Añaden contrapeso a tu estructura
y el despegue se hace tan improbable, 
como inestable sientes 
el trascurso de los días. 

Debes permitirte caer 
y que el estruendo sea tan grande
que se escuche en otro continente. 
Puedes permitirte bailar, 
aunque solo sepas pisar los pies
y termines exhausto y tumbado en el suelo.

Que andar con pies de plomo,
solo añade peso a cada uno de tu pasos.
Puede que el camino llano, asfaltado, 
sin vegetación ni piedras afiladas
sea imposible con ese contrapeso. 
Quizá sea más sencillo,
lanzarte de cabeza a una cascada 
en la que la espuma, 
esconde todo el fondo. 

Así que, 
Salta. 

miércoles, 17 de junio de 2015

Veneno


Tengo las alas atrofiadas,
cansadas de soportar la fatiga
de encrucijadas sin resolver.

Noto el desgarro en el pecho, 
esa especie de quédate, 
pero manten la boca cerrada 
y fóllame más lento. 

Los bailes pendientes 

el cúmulo de porqués 
juegan al escondite 
con un cascabel en el cuello.

Las serpientes 
muestran sus colmillos, 
mientras me juran que no tienen veneno.

Tengo un amarre de lágrimas navegando 
en la soledad de un desierto.

Aprendí a observar fijamente 
y a desviar la mirilla, 
cuando no era yo a quien apuntaban.

Soñé con cuchillos 
que me rozaban los dedos, 
y aunque no pude cortarme, 
noté 
el hedor a sangre en el suelo.

Entiendo,
con la carencia de cordura que me otorgas, 
que has sido paisaje surrealista entres mis manos 
y figura realista 
en las de cualquier otro.

No soporto la retórica si no empezamos exagerando. 
Y mucho menos,
si acabamos disonantes. 

Ya lo sabes, últimamente tengo una infinidad de Domingos cargados sobre mi espalda, mientras siento como las costillas se disocian y comienzan a desgastarse las alas. No hablo de volar, sólo de tener derecho a sentirlas, a poder acariciarlas. 

Supongo. 

martes, 26 de mayo de 2015

"It could be wrong"

Solo escribía para recordarte 
el lustro de secretos
que te obligaban a fingir bandera blanca, 
mientras cargabas otra bala
inmersa en el fragor de la batalla. 

Solo escribía para recordarte
el color de las baldosas
que no tuviste que pisar,
porque te alzaba entre sus brazos
mientras sonreías a escondidas. 

Solo escribía para recordarme
el sabor de una victoria 
en campo contrario.
La fragilidad de la seda 
cuando te conviertes en crisálida.
El sonido de la lluvia 
si las nubes son tu cuerpo.
La oscuridad de los árboles 
si les ruegas un secreto. 
La Resistencia milésima del fuego
cuando saltan chispas de dos piedras,
engañando mientras tanto
a tu mechero. 

Solo escribía para recordarte. 




jueves, 18 de septiembre de 2014

Pánico

Dile al destino
que no quiero baladas.
Dejar de tropezar con piedras,
para que coloque
un muro de contención
en la senda que recorres.

¿Ves ese camino?

Estaba a rebosar de espinas,
y matorrales
con tendencia al desgarro.
Adoquines afilados
y algún que otro clavo
ardiendo.

Pero sacaste brillo.

Arrancaste de cuajo los rastrojos
con las manos ensangrentadas.

No importan las heridas si el fin justifica los miedos. 

Es peor.

Es terror a no agarrar tu mano.
Pánico al olvido.
Es un no querer que te vayas,

observándote desde el otro punto del planeta.

Dile al amasijo de nervios de mi estómago,

que hay vida después de la suerte. 

Dejé de buscar tréboles

de cuatro espinas
y sin embargo, 

cuando la guerra termina
yo
siempre invento otra.

sábado, 13 de septiembre de 2014

Diles que no necesito
dos hielos,
para alcanzar el desequilibrio. 

Que tengo un vaso

a rebosar de ganas de
y bolsas bajo los ojos
que dejan mejor sabor para. 

Detente,

las manos en alto
pero siempre cerradas.
Cargadas de motivos
y que no importe el rumbo. 

Piérdete,

gira sobre ti
o debajo de cualquier noche. 
Pero no pierdas los impulsos.
 

Salta,
no importa la altura 
si no rozan tus pies con el suelo.

Y recuerda: las turbulencias
son un síntoma
de estar volando.
Y nunca dejes de agitar
tus balas.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Derecho al olvido

Tengo un amasijo de dudas
clavándome sus uñas.
Una obra sin precedentes,

asfixiándome. 

Todo empieza porque algo acaba y así
,

revoloteamos bajo el mismo cielo
como queriendo evitar
el impulso de escribir
una nota de suicidio. 

Verás, 
las oportunidades que no tuviste
no tumban el cúmulo de caricias 
que te he dado. 

¿Sabes? No te pediré nada

porque hay gestos que traducimos
de distinto modo.

Ni los mejores genios llegan a la misma solución
porque parten de bases teóricas
distintas. 


Yo también tengo memoria,
y un instinto atroz 
al que a veces no logro amansar 
ni emitiendo las mejores sinfonías. 


Toda la culpa la tiene mi voz. 
Pero escucho, no lo olvides. 

Mi cabeza alberga
una concentración de energía
próxima a la implosión.
No es tan fácil 
como dejar carpetas vacías,
eliminar espacio en el disco blando. 


No se si merecemos el derecho al olvido,
pero es un despropósito
que una serie de seres ranciosnales 
se atrevan siquiera a decidirlo. 

Si quiero no lo olvidaría 

y si no quiero olvidarlo, 
no recordaría 

nada más lejos
que tus labios. 

martes, 6 de mayo de 2014

Lluvia de estrellas

Esta noche hay lluvia de estrellas,
pero no voy a mirar al cielo
para que me diga,
que me he alejado del único astro
que me hacía brillar.

He conducido a oscuras
y he contemplado
el reflejo de la descomposición material.
Mejor dicho,
la transformación a la nada
de algo,
que era todo.

Esta noche hay lluvia de destellos,
pero no voy a abrir la ventana
para que el humo de la habitación,
invada los recodos de mis costillas
y sepa si es capaz
de encontrar algo.

Tengo los labios secos
y la mente inundada de fantasmas
que se frotan las manos.

Yo soy yo
y las toneladas de escombros,
que dejo a mi paso.

Esta noche hay tormenta de ideas,
pero ninguna de ellas
va a dirigirme a tu lado,
para que enciendas mi hoguera
de un relámpagazo
y yo,
me olvide de todos mis truenos.

No pienso abrir la ventana

hasta que vuelvas.