Diles que no necesito
dos hielos,
para alcanzar el desequilibrio.
Que tengo un vaso
a rebosar de ganas de
y bolsas bajo los ojos
que dejan mejor sabor para.
Detente,
las manos en alto
pero siempre cerradas.
Cargadas de motivos
y que no importe el rumbo.
Piérdete,
gira sobre ti
o debajo de cualquier noche.
Pero no pierdas los impulsos.
Salta,
no importa la altura
si no rozan tus pies con el suelo.
Y recuerda: las turbulencias
son un síntoma
de estar volando.
Y nunca dejes de agitar
tus balas.
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