sábado, 13 de septiembre de 2014

Diles que no necesito
dos hielos,
para alcanzar el desequilibrio. 

Que tengo un vaso

a rebosar de ganas de
y bolsas bajo los ojos
que dejan mejor sabor para. 

Detente,

las manos en alto
pero siempre cerradas.
Cargadas de motivos
y que no importe el rumbo. 

Piérdete,

gira sobre ti
o debajo de cualquier noche. 
Pero no pierdas los impulsos.
 

Salta,
no importa la altura 
si no rozan tus pies con el suelo.

Y recuerda: las turbulencias
son un síntoma
de estar volando.
Y nunca dejes de agitar
tus balas.

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