domingo, 7 de abril de 2013

¿Ha merecido las penas?

Has aprendido a masticar ausencias,
como si de un chicle se tratara.
Una y otra vez
hasta que dejas de saborearlas. 

Y la parte más insípida de lo que eras
sientes que nubla la cima,
de lo que crees ser ahora.

Ser o sed, es la cuestión.

La sed de versos, 
de que te versen como un torbellino,
un domingo en una azotea
y que la ropa tendida salga volando. 

Y que tiendas tu mano
y te pongan en la mano el mundo.

Porque lo de comer con cubiertos
suena demasiado civilizado,
para unos canívales de sueños. 

Por la noche
sueñas con dormir mientras el in-somnio
significa en voz baja:
"dentro de un sueño".

Ahora sientes,
el efecto de haber tragado gusanos:
lo de las mariposas aplastadas en el estómago
es provocado por la mienta-morfosis.

Y el capullo queda dentro.

Ahora dime:
¿Ha merecido las penas?

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