martes, 30 de enero de 2024

El insomnio

Tengo un vacío oprimiendo el pecho, la alegría escondida por las sombras y los calcetines de colores deshaciéndose por el suelo. 


Me fui de viaje y olvidé el chaleco antibalas en la maleta, me dejé el paracaídas sin remordimientos y al final, caí por el abismo mientras tú observabas desde arriba. 


No voy a mentirte, tengo el cuerpo lleno de cicatrices y moratones que he ido coleccionando durante todo este pasado de guerras, pero de esta batalla siento que voy a salir malherido, dañado, destrozado, hecho añicos.


Despues de este golpe voy a estar tambaleándome durante un tiempo, así que guárdame biodramina por si me llega el mareo. 


Me has tocado. Joder, me has tocado por fuera y me has abrazado por dentro. 

¿Cómo se pierde una guerra cuando no sé si eres mi aliada o mi oponente?

¿Cómo te rindes si no te han dejado pisar aún la batalla?


Merezco un vis a vis para desangrarme, abrir el pecho y que vuele todo este vacío que no me deja dormir por las noches. 

Merezco salir noqueado pero con la cabeza bien alta. Gritarte al oído que te quiero y explicarte que lo de mis calcetines de colores es para tener los pies en el suelo pero no perder la locura mientras camino. 


Contigo, te lo dije, al fin del mundo. 

Pero tu miedo ha desteñido el arcoíris que se formaba tras la nieve. 

Y noto que te estás deslizando, pero siento, que no vamos por la misma pendiente.

Y aun así, si vienes, te diré que te quiero.