pero no quería que pensaras que
la cerveza caliente,
movía mis labios.
Te habría gritado todo lo de tu belleza mil veces, pero prefiero quedarme callado y que te hablen mis ojos,
clavados en los tuyos,
mientras aprieto un poco más el nudo que me sostiene de no caerme por la borda.
Esperaba ver tu falda bailando al ritmo del viento,
pero al final solo se nos movió
y yo,
seguía preparado para un huracán.
Estoy echando de menos tus manos con las mías, tus sonrisas a escondidas, los abrazos salvavidas y la mezcla de miedo y ojalá que se refleja en mis pupilas.
Te diría tanto que me quedo callado.
En silencio, con los ojos llenos de mar
que acabe con toda esta magia,
por si el truco no funciona.
Porque al final,
supongo soy tan cobarde
para así,
que al menos,
me quede la esperanza de atravesarte
y dar en el blanco.